martes, marzo 01, 2005

En el tren

Esta mañana me ha vuelto a pasar. Creo que podría echarle la culpa a la falta de sueño; o al puto despertador; a tener que salir corriendo de casa, con restos de sueños todavía entre mis ojos y las cosas, en piloto automático hacia la estación.

He conseguido entrar en el vagón con las puertas a punto de cerrarse, y he conseguido el espacio suficiente para no tener que mirarle la cara a nadie. También he conseguido sentarme. Entonces ha empezado. La sensación de haber olvidado algo importante, como cuando en sueños al final descubres que estás desnudo en el vagón de metro o te has olvidado de cambiarte y llevas tu pijama de subnormal delante de todos.

He bajado la vista buscando qué podía fallar, pero la confirmación visual de que todo estaba perfecto no ha podido eliminar la sensación de que algo esencial no encajaba en ese vagón de tren a las ocho y cuarto de la mañana.

Al final me he dado cuenta. Era yo el que, recién salido de debajo de mis párpados, no encajaba en ese trayecto absurdo en un mundo incapaz de despertar.

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