lunes, agosto 30, 2004

La primera mañana

Es tiempo de pararse a pensar,
es tiempo de escribir a media luz y encontrar un camino.

Me fui dos días antes de la luna llena,
y aquí me tienes,
a las nueve de la mañana.

Tengo que moverme alrededor de la idea que tengo de mi
hasta que caigan las palabras que cierran mis manos a la luz,
hasta que se desdibuje la línea que marca mis pasos.

Las campanas suenan en el barrio.

Cómo está el barrio

Ayer volví a Madrid. Tuve tiempo de subir a casa, dejar las maletas, bajar a la calle y tomarme unos vermuses.
El viaje en autobús había pasado como un suspiro, pero me sentía hecho polvo. ¿Cómo es posible que canse tanto estar cinco horas seguidas sentado en un autobús?
Después de mucho hablar, la gente se fue a seguir la fiesta. Yo decidí que ya tenía bastante.

Cuando llegué a casa, música a todo volumen en el piso de abajo. Encendí las luces y abrí todas las ventanas. En eso estaba cuando alguien empezó a gritar desde el piso de enfrente. "¡Eh, machote, baja la música! ¿Por qué no bajas la música, machote?" Desde una ventana a cincuenta metros, un hombre gritaba hacia mi casa. Al asomarme, retrocedió un poco y bajó el tono. "Oye, que no es aquí", le dije. Ni siquiera tuve que gritar para que me oyera. "¿Entonces dónde es?" "No sé, por ahí abajo." "Ah, vale, perdona." "Nada, nada."
La música seguía, "todos los días, estaría mimándote..." El vecino seguía "¡Oye, tú, jamaicano, que son las dos de la mañana... !" Yo, mientras, intentaba leer El camino del zen, de Alan W. Watts.

Me volví a asomar a la ventana. En el piso de abajo, las luces estaban apagadas y no parecía que hubiese ninguna fiesta. No llegaban conversaciones, ni risas, sólo música caribeña que hacía vibrar las paredes. Me imaginé qué sucedería si bajase a decirles algo. No lo hice. Poco después, sonó la última canción y el barrio quedó en silencio.

miércoles, agosto 11, 2004

El mismo camino

La carretera entre los limoneros que lleva a la parada de autobús. El mismo camino que recorría hace años, los mismos árboles, pasos nuevos.
Recuerdo caminar huyendo de la casa de mis padres, recuerdo caminar de vuelta con libros recién comprados, deseando llegar para empezar a leerlos y desaparecer.
Recuerdo caminar masticando hojas de limonero para disimular la primera borrachera, aún en el colegio, el principio de un camino tantas veces monótono y otras cuesta abajo.
Recuerdo caminar fumado, sintiendo nuevos los colores del atardecer reflejado en las hojas y los amarillos imposibles de los frutos.
Recuerdo caminar fuera de control, imaginando mañanas que se derrumbaron al despertar,
y recuerdo el camino cada vez que vuelvo de madrid, cada vez más lejos, mudo y extraño.

lunes, agosto 09, 2004

City of glass (I)

New York was an inexhaustible space, a labyrinth of endless steps, and no matter how far he walked, no matter how well he came to know its neighbourhoods and streets, it always left him with the feeling of being lost.

On his best walks, he was able to feel that he was nowhere. And this, finally, was all he ever asked to things: to be nowhere. New York was the nowhere he had built around himself, and he realized that he had no intention of ever leaving it again.



Paul Auster City of glass in The new york trilogy, Faber and Faber Limited, London, 1987, pp. 3-4.

Murcia 8 de agosto de 2004

La ciudad donde los yonquis vienen a morir. Con esfuerzo podré disfrutar de alguna que otra resaca. Lo que tengo que hacer aquí podría hacerlo bajo tierra. El tiempo de mirar atrás para no ver nada. Tal vez pueda darme una vuelta por los lugares que quiero olvidar. Aunque me esfuerce no soy capaz de desaparecer. Agosto, Murcia, lo más cerca que puedes estar del apocalipsis.

domingo, agosto 01, 2004

el último sábado de julio

el autobús
atraviesa paisajes
que no me miran

El verano pasado

Con el equipaje suficiente para una semana, pasé siete horas en un autobús hasta llegar a Barcelona. No recordaba el calor húmedo, pero sí cómo llegar a este cibercafé, donde escribí mensajes para nadie el año pasado. Tengo muchas citas de libros para escribir en la página, pero los dejé en mi casa, así que tendrán que esperar. Esta noche concierto y el lunes a la montaña. Y luego Murcia, el mismo recorrido que el año pasado. ¿Qué ha cambiado?

Camino en otra ciudad

Hay gente que piensa que todas las ciudades son la misma
Hay gente que piensa que cuando huyes te llevas contigo

Caminé por las calles hasta no ser nadie
Caminé por las calles hasta no ser nadie

Gracias a eso mis manos dicen