jueves, abril 14, 2005



Nubes y cristales,
pájaros al ritmo del tren.
A través de las nubes,
laderas de la montaña como videojuegos.

Fríos como regalos del invierno,
besos de cero grados
en el día de la irresponsabilidad total.

Culminan aquí
días sin vuelta,
y todo lo que haga volverá
un día que me coman las paredes.

Sin motivo, en la próxima parada
te prometo la esperanza de un mundo precioso.

Cuando vuelves de los viajes al infierno,
los niños se han ido y sólo quedan botellas vacías,
sólo te tienes a tí,
y al otro lado de tus manos lo indecible.

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