martes, abril 12, 2005

Me desperté temprano el día de mi muerte

Desperté a un mundo quebrado teñido con la luz del fin de los días.

Caminé hacia ti como si mi vida dependiera de ello, pero tu no estabas.

Llamé a la puerta como si tu nombre fuese la llave, y te despertaste.

Hablé contigo mientras desaparecías de espaldas al cristal,
nuestros amigos tan locos como yo con ganas de partirme la cara.

Sigo hablando contigo hasta el día de hoy,
ahora que tu imagen cada vez más borrosa,
es ya sólo tu nombre,
y un billete de tren que compro cada año
en el aniversario de mi muerte.

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