martes, julio 06, 2004

Sin horizonte

De querer irme, no sabría donde.
Atravieso la noche con frases que ya dije.
Intento desparecer en las vidas de otros,
nadie responde.

Madrid se transforma en un desierto a velocidad luz.
De un día para otro no hay donde esconderse.
Camino hasta que me falta el aire sin llegar a ninguna conclusión.
Intento desaparecer en las palabras de otros,
pero mis ojos se cansan de leer.

El tiempo
es una corriente subterránea
que me deja a un lado.

El espacio desaparece
mientras juego a llenar
mis dedos de pensamientos.

Pero la noche
llega
y los días de fiebre
me han dejado claro
que no soy quién
para decidir
lo que vendrá.

Y me dejo a un lado.
Y juego a escuchar en los gritos de los pájaros
señales.

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