domingo, julio 04, 2004

No sé lo que hice el último verano

Recuerdo que estuve a punto de quemar mi casa. Que desperté con la ropa y las lentillas puestas, la casa llena de humo blanco, y corrí a la cocina a apagar el hornillo, que llevaba ardiendo desde las seis de la mañana. Recuerdo el cazo al rojo vivo y recuerdo que pensé: he estado a punto de quemar mi casa.

Recuerdo despertarme de madrugada, con el corazón a punto de explotar, golpeando las paredes del pecho mientras las paredes de mi casa se movían. Recuerdo que me agarré al marco de la puerta del cuarto hasta que pude respirar hondo y volver a dormir.

Días después el encargado de la rehabilitación del edificio le dijo a mi padre que saliera de allí por patas. Eso hice.

Recuerdo el nuevo cuarto en la casa de la calle Ibiza donde me refugié. Recuerdo una sensación extraña, un incómodo sabor metálico que me llenaba la boca al mirar las paredes de ese cuarto prestado. Ese sabor acabó siendo imperceptible, pero me acompañó durante nueve meses.

Recuerdo participar en un corto, moviendo muebles y pintando paredes para crear los cuartos de ficción de personajes de video. Recuerdo volver a Murcia y recorrer todo la costa del Mediterráneo hasta Barcelona, en el verano más caluroso de los últimos 50 años. Recuerdo estar en los Pirineos, en un lago de montaña rodeado de nieve. Recuerdo un refugio de montaña bajo la tormenta. Recuerdo volver, en menos de 24 horas, desde lo alto de la montaña a la puerta de la casa de mis padres.

Recuerdo volver a Madrid y no saber dónde iba a vivir y que iba a hacer ese año. Un año que se ha convertido en éste, y que contiene las semillas de un futuro que no puedo leer.

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