here comes mongolia
Apoyado en la ventana mientras el helicóptero ilumina los tejados del barrio, me escondo de la luz. Miro las gotas de sudor cayendo en manada sobre hojas escritas en lenguaimposible. El paso de las horas se come mis pies y me quedo en casa. Antes, bajo a comprar cansancio contra el insomnio en la unidad de quemados.
Insomniarqueología de la catástrofe: here comes mongolia.
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